Esta receta es muy original, pues cuando cortas el rollito para comértelo sale el jugo que lleva por dentro y esta riquísimo.
Mi yerno desde que lo probó es un fiel seguidor de este singular plato.
Además
se puede preparar con antelación y congelarlo, y freírlo una vez te interese.
Incluso yo a veces lo he frito sin descongelar y sale buenísimo, eso sí, a
temperatura más baja para que se cocine por dentro.
Espero que os guste.
Ingredientes para 4 personas
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4 pechugas de pollo
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100 g de mantequilla a temperatura ambiente
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Sal, pimienta y un diente de ajo muy picadito
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1 cucharada sopera de perejil picado
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El jugo de ½ limón
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Harina
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Huevo batido
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Pan rallado
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Aceite para freír
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Palillos
Elaboración
Duración aproximada: 1h
Abrir las pechugas como un libro abierto con un cuchillo afilado y poner
cada una entre dos papeles de cocina antigrasa y pasar el rodillo por encima
para que queden bien finitos. Se puede hacer simplemente aplastándolos con una
maza si se carece de rodillo.
Trabajar la mantequilla, sal, pimienta, ajo, perejil y el zumo de limón junto hasta conseguir una pasta blanda que haya absorbido casi todo el zumo de limón. Colocar la masa en un papel antigrasa y hacer un “rulo” envolviéndolo a la vez con el papel. Apretar bien los extremos hasta que tenga aspecto de un caramelo y meterlo en la nevera (o en el congelador si se tiene prisa) para que se enfríe.
Una vez fría la mantequilla se corta en redondeles (como si
estuviéramos cortando embutido) y se van poniendo uno o dos
en los trozos de pollo. A continuación se enrollan las pechugas cerrando
bien los extremos y colocando palillos para que aguante la sujeción.
Pasar el pollo por harina, huevo batido y pan rallado.
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